Este 1 de mayo de 2024, día internacional de la clase obrera, se celebra en uno de los momentos más tensos a nivel geopolítico que se recuerden. Europa está al borde de una guerra de dimensiones no conocidas desde 1945 por el conflicto entre Ucrania y Rusia, el cual claramente se va definiendo cada vez más como un conflicto de alcance mundial entre los bloques OTAN y BRICS a través de determinados países en casi todos los continentes. En Oriente Próximo también con tensiones temibles entre Israel e Irán, el cual claramente se va definiendo cada vez más como un conflicto de alcance mundial entre los bloques. Y en el Océano Pacífico, Taiwán es territorio en disputa que podría estallar en cualquier momento. El mundo vive la situación más tensa desde la crisis de los misiles en Cuba del año 1962. En aquel entonces, los líderes de los bloques geopolíticos siempre se decantaron por la distensión para salir de las crisis; pero en este momento, debido a la supuesta victoria del bloque OTAN por sobre el Pacto de Varsovia entre 1989-1990, se sienten con el derecho a arrasar tanto con el espacio geopolítico post-soviético como en todo el mundo. Pero esta situación viene de hace años.
Hace una década, a comienzos de mayo de 2014, en la ciudad ucraniana de Odesa, 38 sindicalistas y comunistas fueron quemados vivos acorralados en La Casa de los Sindicatos de Odesa. Semanas antes, la organización neofascista Pravy Sektor habían tomado el centro de la ciudad para agredir físicamente, llegando al asesinato en ocasiones, a personas que se manifestaban contra el gobierno pro-OTAN y pro-Unión Europea de Kiev. Pero en mayo, grupos de adolescentes ucranianos financiados por la Unión Europea bajo el programa “Youth In Action” (Juventud En Acción), fabricaron cócteles molotov con los que quemaron a los 38 sindicalistas y comunistas. El europeísmo sublime generó, con dinero de todos los trabajadores de la UE, fanáticos occidentalistas que, a pesar de su juventud, no dudaron de quemar vivos a sus conciudadanos en Ucrania en nombre de “Occidente”, “Europa” y la “democracia”. Con aquel atroz acto empezó, de verdad, el régimen de terror de Kiev que dura hasta hoy. No sin contar con apoyo de EEUU, por supuesto. La guerra que se busca en Europa, y que afecta a todos los rincones del Planeta, es una guerra contra la clase obrera: primero con la crisis subprime rescatando a los bancos con recursos públicos y posteriormente contra el Estado de bienestar la cual empezó en Odesa bajo el pretexto de una guerra contra el “expansionismo ruso”.
Hoy, en Argentina, ese lacayo del capital anglosajón llamado Javier Milei entrega la soberanía nacional a la OTAN mediante una base en el sur de la nación (para obstruir las corrientes comerciales de China a través del paso bioceánico Pacífico-Atlántico), mientras aumenta el salario de sus congresistas y empobreciendo a pensionistas, obreros y pequeños comerciantes. Mientras pide su ingreso como socio global de la organización armada liderada por los anglosajones llamada OTAN, Milei enfrenta a iberoamericanos entre sí. Ataca a México, a Venezuela, a Colombia y a Brasil. Y consigue que Ecuador, con un gobierno cipayo como el suyo, también se enfrente con naciones hermanas. El gobierno de Javier Milei representa un gran peligro de desempeñar el papel de posible gran catalizador del conflicto global entre la OTAN y los BRICS, incluso bajo el disfraz del conflicto árabe-israelí. La Iberofonía, la Civilización que habla español y portugués, las dos únicas lenguas mundiales mutuamente comprensibles, está dividiéndose por la acción del liberalismo, la ideología más perniciosa y criminal que ha conocido la humanidad. Contrario a lo que sus apóstoles puedan proferir, la verdad es que se le debe hacer responsable, en su manifestación colonialista y antiobrera, del exterminio de indígenas, latrocinio de tierras comunales, explotación de mujeres y niños, hambrunas y guerras globales. Así, los liberales cargan en sus espaldas con cientos de millones de muertos, a pesar de que le imputen sus propios cargos a los regímenes comunistas.
Por su parte, Israel tensa la cuerda con Irán, socio de Rusia y China y miembro de los BRICS, para romper esta alianza antiestadounidense, mientras asesina a decenas de miles de niños en la franja de Gaza en nombre de la “democracia”, del feminismo y de los derechos LGTBIQA+. El bloque capitalista anglogermánico busca una guerra mundial contra el mundo que está emergiendo liderado por el socialismo chino. Algo que también se nota en el posible conflicto respecto de Taiwán, que China reclama pero que, de facto, funciona como un protectorado de EEUU que no reconoce como Estado independiente. Esta isla, conocida antaño como Formosa, es un puntal internacional en la producción de chips y de semiconductores, que la empresa TSMC lidera a escala global. La cuarta revolución industrial que vivimos, en que la dialéctica de Imperios entre EEUU y la República Popular China se disputan el liderazgo tiene a Taiwán como espacio de disputa. ¿Qué debe hacer la clase trabajadora de las naciones iberófonas ante esto?
Las Vanguardias Socialistas Iberófonas (Vanguardia Argentina para la Liberación, Vanguardia Mexicana, Vanguardia Colombiana, Vanguardia Venezolana, Bloque Revolucionario Obrero y Campesino de Costa Rica, Vanguardia Española y Vanguardia Comunista de Chile) salen este 1 de mayo para reivindicar el papel histórico que los trabajadores de todas las naciones políticas, y particularmente de la Civilización Iberófona, han desarrollado por la paz y contra las guerras expoliadoras y depredadoras del imperialismo anglosajón capitalista. Llamamos a todos nuestros militantes y simpatizantes a unirse a nosotros este 1 de mayo de 2024 en las calles de Buenos Aires, Ciudad de México, Bogotá, Caracas, San José, Madrid y Santiago de Chile en nuestra primera movilización internacional para plantar cara a los artífices de nuestros ya dos siglos de humillación, que nos convirtieron en naciones sin industria, sin soberanía, exportadoras de materias primas y con clases dominantes vendepatrias. En solidaridad con todas las naciones del planeta que luchan por su soberanía política y su independencia económica alejada del imperialismo depredador anglo, las Vanguardias Socialistas Iberófonas salen a la calle por la clase obrera ucraniana, que está a merced de un gobierno que los envía a morir al frente por una causa perdida únicamente para obedecer a la OTAN, quienes comandan esta guerra y son la única razón de que el conflicto no solo haya iniciado, sino que no haya terminado. Debemos estar con la población ucraniana más débil (rusos étnicos, inmigrantes, militantes de partidos de izquierdas, etc.), por Palestina y por Yemen, por la República Popular China, por el proletariado argentino, mexicano, colombiano, venezolano, costarricense español y chileno, y por toda la Iberofonía en general, empezando una lucha reclamando la Paz, la Unidad y la elevación de los trabajadores a la condición de clase nacional.
No a la Guerra
Por la Unidad de la Iberofonía
Por el Socialismo.
¡Salud, Revolución, Iberofonía y Socialismo!