Iberofonia Socialista

Comunicado del 12 de octubre 2024 Vanguardias Iberófonas Socialistas

Las Vanguardias Socialistas Iberófonas llaman a los trabajadores de Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, España, México y Venezuela a celebrar reflexivamente la importancia del 12 de octubre de 1492 como fecha con la que se inicia la construcción intercontinental de la Civilización Iberófona.

Una Civilización cuya raíz y posibilidad de unificación es ibérica y católica, con su fusión con lo amerindio precolombino, lo africano subsahariano y lo asiático a través de las Filipinas, más las aportaciones de diversos movimientos migratorios,  que durante cinco siglos y mediante un complejo proceso de aculturación, en el que, sin negar episodios de violencia y abusos, hubo hitos culturales, sociológicos y científicos innegables, mismos que tras las guerras de secesión iberoamericanas se siguieron desarrollando hasta la actualidad.

Tras decenas de miles de años en que nuestra especie estuvo separada en dos grandes masas continentales, Afroeurasia y América, en 1492 España logró un gran hito revolucionario: unificar la especie humana. Los procesos históricos derivados de este acontecimiento irrepetible y sin igual están siendo cuestionados a partir de grupos políticos de diversas ideologías que parten de asumir la la Leyenda Negra Antiespañola, que en el fondo es Leyenda Negra Anti-Hispana, y que exigen que «España pida perdón» por ello, fomentados por los imperios británico y estadounidense. Sin embargo, la España del siglo XXI dista mucho, en mentalidad y en lo social, de la España del siglo XVI, y cuestiones como el perdón son actos individuales más que nacionales, y en tanto que gesto simbólico no alteraría nada la situación política y social de las naciones hispanoamericanas en relación a poderes geopolíticos que las subordinan, mucho más relevantes que el español actual.

Sin embargo, aunque los españoles que se quedaron en la Península Ibérica no participaron de esta mezcla directa, comparten un desarrollo paralelo marcado por una historia común y una identidad hispana común, anclada en valores culturales y religiosos compartidos, como el idioma, la tradición católica y ciertos rasgos de organización social. Además, resulta contradictorio pedir un acto de perdón de parte de la monarquía española cuando hace más de 200 años las repúblicas hispanoamericanas dejaron de reconocer la figura del Rey y se emanciparon de su autoridad. Pretender que la actual monarquía española asuma responsabilidades, tanto en lo positivo como lo negativo, por lo que hicieron los sus antecesores, no sólo ignora la ruptura político-administrativa entre España y las Repúblicas americanas, sino que también desconoce que los verdaderos descendientes de los conquistadores no son los españoles de hoy, sino los hispanoamericanos. Fue en América donde se asentaron y se mezclaron no solo con pueblos originarios, sino también con los africanos traídos como esclavos, dando lugar a un proceso de mestizaje cultural y genético que fue complejo y diverso, desarrollándose en diferentes grados y diferenciándose profundamente por regiones.

La discusión no debe cegar la importancia que tiene la construcción civilizatoria Iberófona, que es un valor a reivindicar más en un mundo donde grandes organizaciones civilizatorias (China, Rusia, el mundo anglosajón, el mundo Islamico) pujan por su lugar en el mundo. La construcción de una comunidad política postcapitalista no puede realizarse desde la trifulca entre naciones hermanas. Los actos simbólicos que enfrentan a nuestros pueblos impiden caminar hacia la necesaria insubordinación fundante socialista de la Iberofonía, la cual es imposible de realizar sin acabar con la Leyenda Negra Anti-Hispana, y por tanto Anti-Iberoamericana y Anti-Iberófona.

La necesidad de unidad no responde solo a un interés simbólico, sino a nuestra propia supervivencia como pueblos. Las naciones hispanoamericanas vivimos en una constante situación de subordinación a los Estados Unidos, que influye directamente en nuestras decisiones de seguridad, migración, economía y desarrollo. Esta influencia fomenta divisiones internas y enemistades entre nuestras propias naciones, impidiendo cualquier forma de cohesión regional que nos permita avanzar hacia un proyecto común de desarrollo y progreso. Por otro lado, España, sumisa a los intereses de Alemania y de la Unión Europea, ha entregado gran parte de su soberanía territorial, económica, migratoria y de defensa, subordinándose a los intereses de potencias extranjeras que no comparten ni sus objetivos ni su identidad histórica.

La salida de la Unión Europea, que es un bloque civilizatorio distinto y subordinado al mundo anglogermanico protestante, con el que España no comparte los mismos intereses, es necesaria para preservar su identidad y soberanía. A pesar de su desarrollo histórico particular, la Historia no es lineal, y la permanencia de España en un proceso de desintegración europeo podría llevar a su eventual desaparición como nación soberana. El riesgo de que España deje de existir como actor independiente es real en este contexto de pérdida de autonomía. Por otro lado, las Repúblicas hispanoamericanas deben rechazar tajantemente a la OTAN y a la intromisión de Washington que les impone políticas que van en contra de sus propios intereses.

Mientras combatimos esta Leyenda Negra, debemos también criticar y poner fin a la Monarquía Española que junto a las burguesías vendepatrias republicanas han sido culpables, cómplices y responsables de dos siglos de humillación en los que aún estamos inmersos y de los que necesitamos liberarnos, apoyándonos, como naciones hermanas.

El 12 de octubre supone una fecha en la que hay mucho que celebrar. Sin ella, no existiría la Iberofonía. Reescribamos conjuntamente la Historia común, más allá de nacionalismos de campanario, y contra los enemigos internos y externos que nos la han contado para dominarnos. Somos un solo pueblo mestizo que, como en las mejores familias, pueden tener momentos de tensión, pero a la hora de la verdad nos tenemos los unos a los otros y nos defenderemos mutuamente contra aquellos que nos quieran humillar, dividir y hundir.

¡Viva el día del nacimiento de la civilización Iberófona y el reencuentro definitivo del género humano!